domingo, 7 de octubre de 2007

Campo nuestro

Foto: Melina Salman
(...)

Tienes, campo, los huesos que mereces:

grandes vértebras simples e inocentes,

tibias rudimentarias,

informes maxilares que atestiguan

tu vida milenaria;

y sin embargo, campo, no se advierte

ni una arruga en tu frente.


(...)

Gracias, campo, por ser tan despoblado

y limpito de muertos,
que admites arriesgar cualquier postura

sin pedirle permiso a los espectros.

Muchas gracias por crearnos una muerte

de tu mismo tamaño y tan perfecta

que no deja ni el rastro de una huella.

Y mil gracias por darnos la certeza

de poder galopar toda una vida

sin hallar otra muerte que la nuestra.


(...)

Tú que estás en los cielos, campo nuestro.

Ante ti se arrodilla mi silencio.


Oliverio Girondo

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