jueves, 23 de abril de 2009

A la vuelta de la esquina

Foto: Melina Salman


Yo quiero vivir alto, bien arriba.
Así puedo ver las esquinas y descubrir cosas encontrables. Hay un señor de sombrero, por ejemplo que siempre dobla a la misma hora. Se detiene un rato, seguramente el tiempo que cree suficiente para que el azar lo sorprenda. Cuando no pasa nada, sigue. Luego aparece la señora de los pasos de hormiga que deja caer minuciosamente papelitos de colores. No sé por qué lo hace. Y casi que los acomoda entre las baldosas esperando que alguien descubra el misterio.
Pasan dos colectivos, 10 centímetros de distancia y a segundos de la catástrofe. Otra vez el azar. Quién sabe.
Yo siempre pensé que las esquinas se habían inventado para que las cosas se encuentren. No sé. Las líneas de las calles, un asesino y su víctima, los buscadores de historias, los sueños de película francesa, los solos, los aburridos, los apurados y los torpes.
Ahora pasa ella, mirala. ¿Ves? ella camina convencida de todas las cosas.
Cada vez que llega a una esquina se queda parada.
Siempre hace lo mismo. Nunca se cansa de mirar el reloj. Y le alcanzan quince minutos para saber que la esquina era otra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y además de esta fauna, hay una chica presentísima mirando todo...
que nos cuenta como es la vida...