domingo, 19 de abril de 2009


Ni caballitos de madera
ni sueños en colores.
El niño muerto camina
y acepta entre
sombras
la vida a cielo abierto.
En blanco y negro
el niño contruye
futuro a fuerza
de navaja,
descansa su cuerpo
condenado entre cartones
y sueña
en almohada de cemento
la vida de calesita
que nunca fue.
Foto: Melina Salman

3 comentarios:

marichuy dijo...

Melina

Tu poema es hermoso, pero mi corazón se estrujó mucho. Es tan hermosa como doliente, la historia de este niño.

Un abrazo

Anónimo dijo...

exactamente a esta hora hay un niño en la calle

Diego Sagardía dijo...

Muy bueno!!!!
saludos.